En construcción, disculpen las molestias.
La felicidad
Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos. Y eso será donde menos te lo esperas; en el instituto, en el supermercado, o en mitad de una huida. Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo. Que el final de un camino, sólo es el principio de otro y lo único importante es la persona que escoges para que camine a tu lado; aunque sea para esconderte en un desierto... y esconderse es lo que menos te importa. Lo que te importa es que estás tocando con la yema de los dedos eso que has estado soñando toda tu vida; y ya sólo importa el hoy, el presente, y lo que queda por venir; porque no se puede borrar lo que ya está escrito y porque la vida es aquello que sucede mientras tu tratas de hacer otra cosa.
Relaciones con fecha de caducidad
Por muchas noches en blanco que una dedique a pensar en su biografía sentimental, la verdad, es que encontrará pocas soluciones. Podrá parchear tal o cual relación, pero al final, volverá a pasar lo de siempre... que en un momento dado saltará en pedazos como tantas otras veces. Porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien, es casi un combate perdido de antemano. Así que lo mejor que podría pasar es que las relaciones sentimental vinieran con fecha de caducidad, como los yogures, así sabríamos de antemano cual es la fecha del final y no perderíamos el tiempo en inseguridades, sospechas, ni discusiones...nos dedicaríamos a disfrutar cada momento hasta la última décima de segundo... Aunque, si lo piensas, lo bueno de no tener fecha de caducidad es que nos permite seguir soñando con que, ésta vez sí, ese yogur pueda conservarse para siempre.
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